“Ya puedo ver el final…”
Ha nacido un Dios y su nombre es Katsuragi Keima. Lugar de nacimiento: Kami nomi zo Shiru Sekai.
Él es un Dios, es el Dios de las conquistas, no hay chica que sea capaz de resistirse… al menos en 2D ¿Pero qué pasa con “las reales”? ¿Podrá con ellas? Esta es la pregunta que surge cuando aparece Elsie, una demonio del nuevo infierno, pidiéndole ayuda para capturar a los espíritus prófugos que convenientemente se refugian en los corazones de las mujeres con problemas y sólo una vez que sea llenado el vacío de sus corazones el espíritu será expulsado del cuerpo de la susodicha. El caso es que Keima, que termina aceptando la misión porque su vida depende de ello, tendrá que llenar este vacío enamorándolas, cosa que para un Dios no debería ser tan complicado… y sí, lo logra, ya que todas las chicas eran capaces de llenar algún patrón de alguno de los miles de juegos que ha completado (La deportista, Tsundere, la bibliotecaria,…).
Hasta el momento puede parecer que es una serie de mucho fluff… y puede que sí. Es ligera, divertida y ágil de seguir, pero sobretodo está el factor Kami-sama, que es un gamer empedernido sin ningún interés en la realidad y que podría perfectamente rozar el límite de un Hikikomori, pero su razonamiento lógico, pensamiento analítico y frialdad logran que pueda manejar cualquier situación sin despeinarse y manejar la realidad a su antojo, además de hacerlo ser admirable.
El manga es por lejos uno de mis favoritos y se hizo popular con una increíble rapidez (¡por eso no entiendo cómo diablos no tiene licencia aún!), tanto que ya tiene sus 2 temporadas de anime a cargo de Manglobe y puedo decir que han hecho un excelente trabajo, salvo por un par de detalles (cof Hakua cof), pero como en todas partes. Además que los OP y ED son buenísimos, la animación de calidad y una acertada decisión con los seiyuus (al menos la gran mayoría va muy acorde).
Momentos graciosos sobran, momentos badass y frases épicas de Keima también y, por supuesto, besos, porque todo buen final termina con un beso (¿Quién dijo eso?) y Kami tiene varios, con cada arco de la protagonista de turno.
ALERTA DE SPOILER
Por eso, una vez que terminó la 1º temporada y de inmediato anunciaron la 2º, yo parecía una niña pequeña que consienten con un juguete que quería y KamiNomi II fue la única serie que mi apretado horario me dejó seguir esta temporada de manera continua… esta es la razón por la cual no me quiero creer que las cosas terminen así, no después de las insinuaciones que se hicieron al plot de las diosas que se desarrolla más tarde en el manga (el actual y de ahí parte lo más interesante), no después de ver el epílogo del último capítulo… pero reconozco que siempre lo vi difícil, porque para la extensión que tiene, para ser una serie que todavía está abierta, hubieran sido necesarias a lo menos 4 temporadas y eso sólo cubriendo los arcos fundamentales y saltándose los random. Aquí es donde el epílogo no haya nada mejor que trollearme mostrando a la fantasma (que fue tan random que ni el nombre recuerdo) y la chica del ramen (otra random)… Si le agregamos el hecho de que las malas lenguas dicen que en el capítulo 150 se anuncia el final (o no-continuación) del anime, es como para pasarme puteando a todos los dioses que conozco, a lo descarado de los productores por ilusionarme y al mal gusto del público objetivo nipón, vale decir, los otakus frikis que compran los DVD’s y de los cuales dependemos para que los estudios consideren que es “una apuesta rentable”.
FIN SPOILER
Bueno, no me queda más que esperar y no es por ser conformista, sino porque bien es sabido que un buen silencio expresa mejor la disconformidad que varias puteadas al aire.
Y como para terminar: si no lo han leído, háganlo, el dibujo es muy acorde a la trama, hay personajes para todos los gustos, es rápido de leer y es un Shonen romántico sin panty shot (¡Para que aprendan que un buen manga no necesita fanservice, god dammit!). Podría pasarme un buen rato alabando y comentando, pero lo dejaré hasta aquí porque no es el momento ni lugar para hacerlo.
Hasta la próxima.
RINA
Ha nacido un Dios y su nombre es Katsuragi Keima. Lugar de nacimiento: Kami nomi zo Shiru Sekai.
Él es un Dios, es el Dios de las conquistas, no hay chica que sea capaz de resistirse… al menos en 2D ¿Pero qué pasa con “las reales”? ¿Podrá con ellas? Esta es la pregunta que surge cuando aparece Elsie, una demonio del nuevo infierno, pidiéndole ayuda para capturar a los espíritus prófugos que convenientemente se refugian en los corazones de las mujeres con problemas y sólo una vez que sea llenado el vacío de sus corazones el espíritu será expulsado del cuerpo de la susodicha. El caso es que Keima, que termina aceptando la misión porque su vida depende de ello, tendrá que llenar este vacío enamorándolas, cosa que para un Dios no debería ser tan complicado… y sí, lo logra, ya que todas las chicas eran capaces de llenar algún patrón de alguno de los miles de juegos que ha completado (La deportista, Tsundere, la bibliotecaria,…).
Hasta el momento puede parecer que es una serie de mucho fluff… y puede que sí. Es ligera, divertida y ágil de seguir, pero sobretodo está el factor Kami-sama, que es un gamer empedernido sin ningún interés en la realidad y que podría perfectamente rozar el límite de un Hikikomori, pero su razonamiento lógico, pensamiento analítico y frialdad logran que pueda manejar cualquier situación sin despeinarse y manejar la realidad a su antojo, además de hacerlo ser admirable.
El manga es por lejos uno de mis favoritos y se hizo popular con una increíble rapidez (¡por eso no entiendo cómo diablos no tiene licencia aún!), tanto que ya tiene sus 2 temporadas de anime a cargo de Manglobe y puedo decir que han hecho un excelente trabajo, salvo por un par de detalles (cof Hakua cof), pero como en todas partes. Además que los OP y ED son buenísimos, la animación de calidad y una acertada decisión con los seiyuus (al menos la gran mayoría va muy acorde).
Momentos graciosos sobran, momentos badass y frases épicas de Keima también y, por supuesto, besos, porque todo buen final termina con un beso (¿Quién dijo eso?) y Kami tiene varios, con cada arco de la protagonista de turno.
ALERTA DE SPOILER
Por eso, una vez que terminó la 1º temporada y de inmediato anunciaron la 2º, yo parecía una niña pequeña que consienten con un juguete que quería y KamiNomi II fue la única serie que mi apretado horario me dejó seguir esta temporada de manera continua… esta es la razón por la cual no me quiero creer que las cosas terminen así, no después de las insinuaciones que se hicieron al plot de las diosas que se desarrolla más tarde en el manga (el actual y de ahí parte lo más interesante), no después de ver el epílogo del último capítulo… pero reconozco que siempre lo vi difícil, porque para la extensión que tiene, para ser una serie que todavía está abierta, hubieran sido necesarias a lo menos 4 temporadas y eso sólo cubriendo los arcos fundamentales y saltándose los random. Aquí es donde el epílogo no haya nada mejor que trollearme mostrando a la fantasma (que fue tan random que ni el nombre recuerdo) y la chica del ramen (otra random)… Si le agregamos el hecho de que las malas lenguas dicen que en el capítulo 150 se anuncia el final (o no-continuación) del anime, es como para pasarme puteando a todos los dioses que conozco, a lo descarado de los productores por ilusionarme y al mal gusto del público objetivo nipón, vale decir, los otakus frikis que compran los DVD’s y de los cuales dependemos para que los estudios consideren que es “una apuesta rentable”.
FIN SPOILER
Bueno, no me queda más que esperar y no es por ser conformista, sino porque bien es sabido que un buen silencio expresa mejor la disconformidad que varias puteadas al aire.
Y como para terminar: si no lo han leído, háganlo, el dibujo es muy acorde a la trama, hay personajes para todos los gustos, es rápido de leer y es un Shonen romántico sin panty shot (¡Para que aprendan que un buen manga no necesita fanservice, god dammit!). Podría pasarme un buen rato alabando y comentando, pero lo dejaré hasta aquí porque no es el momento ni lugar para hacerlo.
Hasta la próxima.
RINA